Paula, 2ºESO C. IES Molí del sol
Mientras escribo esta nueva entrada en el blog todavía retumba en mi cabeza el intercambio de sensaciones y emociones con alumnos de 2º de la ESO del Ies Molí del Sol de Mislata tras la lectura de la novela Ayla que ha sido recomendada para este primer trimestre por el Departamento de castellano.
Tras el prólogo de mi amigo Julián Despaigne titulado Las geografías del alma comienza la tertulia.
Su contenido es toda una declaración de intenciones. No se equivocó cuando menciona que la novela representa el alter ego del autor. Transcribo dicho prólogo para conocer mejor la motivación intrínseca de Julián cuando lo escribió:
El libro que tienes ahora en tus manos no es fruto de la casualidad. El autor lo tenía escondido en un rincón de su memoria y ni siquiera él mismo lo sabía. De repente, en una catarsis emotiva y viendo a su hijo más pequeño en relación tan estrecha con su abuela paterna, ¡ahí estalló la chispa! Ese es el germen de este relato, pero en una transmutación. Ayla representa el alter ego del autor y de su benjamín, también de los otros dos hijos mayores, transfigurados, tiernos, con esa delicadeza que solo se le confiere a las mujeres en su doble condición de abuela y nieta. Julián Despaigne, escritor y autor del prólogo
Por su contenido se trata de una novela coral en sus vertientes geográficas, más íntimas y distantes, pero no lejanas. Canta sobre lugares con sus voces propias y esencia: el acogedor mar de Valencia, las calles de ensueño de París, la adorable campiña de Grenoble o un vistoso museo en Ámsterdam. Por la forma se presienten en este libro las geografías del alma. La protagonista y su abuela, Samuel y los amigos franceses, los padres, alejados de Ayla, y siempre junto a ella en lo espiritual. El autor se vale de elementos físicos y ambientales muy bien ubicados con muy buena justificación argumental, como el diario íntimo que ofrece cercanías sentimentales y vivenciales, un peligroso alud de nieve o ese viaje importante, postergado por las circunstancias, en una novela plagada de contrapuntos: campo-ciudad, amor-lejanía, sentires y padeceres, sueños-realidad.
¿Qué más puedo decir sin revelar el misterio de estas páginas bien hilvanadas? Tal vez citar a Gabriel García Márquez desde su relato Ojos de perro azul, que el cantante panameño Rubén Blades musicalizó:
No tengas miedo al miedo
que asustado vivir no vale nada.
Emilio Martínez Martínez no tuvo temor a incursionar en la poesía, luego en los relatos cortos y después en narraciones más largas, tampoco le venció el pánico en una empresa mayor: escribir una novela para jóvenes. El resultado lo tienes ahora entre tus manos. Solo un apunte más antes de iniciar la lectura. Tampoco tuvo miedo la protagonista de salir a buscar sus sueños. Ayla posee tanto coraje como el propio escritor y es tan valiente como tú, joven lector o lectora.
¡Despliega pues tus alas y vuela!
Julián Despaigne
Esta novela fue concebida pensando en un público muy concreto: los adolescentes.
Quería buscar una temática distinta a los gustos de estos jóvenes soñadores, de espíritu viajero y capaces de abrazar el mundo con un suspiro.
Para ello debería dejar a un lado las acciones fantásticas y de aventuras donde la acción fuese la nota predominante de la trama.
Deseaba jugar con las emociones y crear una atmósfera repleta de intimidad donde estos niños y niñas pudiesen sentise identificados.
Reflexionando tras las conversaciones grupales creo que el fin se ha logrado y conseguido el objetivo de que esta novela cale en su interior.
Las opiniones, variopintas pero enriquecedoras todas ellas por los argumentos empleados para defender su postura ante la novela:
"Me he emocionado leyendo esta tierna historia y he llorado porque me he sentido identificada con Ayla.."
"Me ha decepcionado porque no me interesan esas largas descripciones y muchas acciones se podían haber suprimido..."
"Debería haber más descripciones sobre los personajes"
"Ayla me ha enseñado que con coraje puedes conseguir lo que te propones en la vida"
Sin embargo, más allá de estas opiniones personales, lo más importante es la implicación y reflexiones que cada niño y niña ha realizado. Sirvan como ejemplo estas muestras. Son trabajos de investigación, comentarios, sugerencias y deseos que algunos alumnos han realizado antes, durante y después de la lectura de la novela.
Y esa es la esencia de cualquier autor cuando crea un relato: inventar un historia capaz de convencer al lector y la hagan suya. Entre estas páginas unos personajes pervivirán para siempre. Serán ejemplo de coraje, valentía, generosidad y entrega.
Y para termirar esta entrada me gustaría compartir con todos ustedes la siguiente anédota como colofón a esta bonita historia. No he podido resistir la tentación de visitar de nuevo el Rijmuseum de Ámsterdam para contemplar La ronda de noche de Rembrandt desde el mismo lugar que lo hizo la protagonista Ayla en la novela.
Comentar también que degusté arenques mientras esperaba en la cola del museo, como Ayla, antes de visitar la exposción de pintores holandes.
Y para terminar diré que entregué un ejemplar de la novela a una desconocida que había en el interior del museo llamada Silvia. Lleva mucho tiempo viviendo en Holanda. Casada con un italiano. Tiene dos hijos holandeses maravillosos. Su trabajo consiste en ayudar al visitante en su estancia dentro del museo. Cuando hablé con ella estaba en el centro de información del Rijmuseum junto a un gran ramo de rosas rojas. Noté una extraña sensación: el perfume de Ayla se mezclaba con el aroma de las rosas y la magia de Rembrandt dibujaba el ambiente.
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